10 octubre, 2006

APRENDI LA MENTALIDAD DEL SUMISO:
Carta personal de Sonia

Soy Sonia de Valladolid, tengo 43 años, soy bastante perezosa para escribir , pero esta vez me he decidido a escribirle porque su punto de vista sobre la Dominación Femenina, me parece muy acertado, creo que trata los temas con mucha naturalidad y desde luego con un lenguaje que creo que todo el mundo entiende.

Demuestra usted, ser una persona con iniciativa y con unos grandes conocimientos sobre la Dominación Femenina y sobre todo sus conocimientos sobre como tratar a los sumisos. Mi pareja también le admira mucho y como anécdota puedo decirle que hasta me ha llegado a decir en una ocasión que le gustaría estar en el lugar privilegiado que ocupa su sumiso.

Yo he empezado a practicar la Dominación Femenina, hace mas o menos año y medio, como muchas de nosotras, también fue por indicación de mi marido. Al principio estaba muy confundida con el sadomasoquismo y la verdad es que me daba terror pensar que yo tuviese que hacer todas esas cosas horribles con mi marido, y la verdad es que me resistía a ser Dominante y tampoco se puede decir que disfrutase de esas relaciones, …algo no funcionaba.

Mas o menos por Navidades de este año descubrí su página y fue entonces cuando abrí los ojos a una nueva forma de relación que si que de verdad nos satisface a los dos.

A través de sus escritos he aprendido muchisimo sobre la mentalidad del sumiso y sobre sus necesidades, ahora soy libre a la hora de tomar mis decisiones y controlo a mi marido a mi manera y con mis formas, ahora si que me siento segura y mi mentalidad va adoptando progresivamente formas cada vez más dominantes, lo cual hace que nuestra relación sea cada vez más placentera.

Ahora entiendo la necesidad de la disciplina pero en comparación con mi etapa anterior, ahora impongo disciplina con gusto, porque se que mi pareja la necesita, le veo feliz y el me hace feliz a mi.

Ahora me pongo mis atuendos de cuero cuando me apetece y no por indicación de el, y la diferencia es abismal, me ilusiona ponérmelos de vez en cuando, porque no vea como se pone y los llevo puestos hasta donde me apetece, no me siento presionada en nada, soy yo la que decide cuando y como.

Antes sentía el sexo como algo que tenia que hacer para su satisfacción y ahora soy yo la que busco mi satisfacción, pero se que aunque sea así él también disfruta de ver como yo disfruto de sus caricias y de
Sus largas comidas, solo cuando yo lo autorizo (lo hago la mayoría de las veces) el me penetra y con el único fin de proporcionarme placer. Sabe que su orgasmo no es el fin de ese encuentro, lo tendrá o no según decida en el último momento, hasta entonces es una incógnita para él, y eso hace que el solo este pendiente de darme placer a mi. Jamás he disfrutado tanto del placer sexual como lo estoy haciendo ahora, no tengo que preocuparme por nada mas que de mi placer y eso hace que me pueda concentrar mucho más.

Volviendo a la disciplina, sigo siendo bastante reticente a tener que usar castigos físicos en frío, es decir a propinar latigazos y cosas de esas típicas de sadomasoquismo, pero lo que si que hago es jugar con sus pezones (el pellizco es mas bien por la zona de alrededor, incluyendo a estos claro) presionándolos de forma gradual, ya que a el le produce mucho placer durante la relación sexual (no asi fuera de ella), tanto es asi, que muchas veces tengo que parar porque si no se correría. Esta técnica en concreto es mi preferida para el momento en el que le ordeno que se corra, ya que mediante presiones mas o menos fuertes le voy indicando mi nivel de excitación, he podido apreciar que si le presiono los pezones de forma continua en el momento del orgasmo son mucho mayores y eso me llena de satisfacción. También uso la palma de la mano para propinarle palmadas en las nalgas cuando durante la relación quiero que sienta mis ordenes, tanto para indicarle que se mueva, pare, o que se corra conmigo.

Como Usted dice en sus escritos, creo que ahora seria incapaz de poder volver a una relación sexual “normal” , este tipo de relación se ha convertido en normal para mi y no podría entenderla de otra forma, ahora estoy en condiciones de poder avanzar hacia una mayor satisfacción personal y a la vez tengo la tranquilidad de que puedo hacerlo a mi manera y a mi ritmo y todo gracias a sus sabios consejos.

Aprender de su mano, ha sido una gran suerte para mi, ya que andaba bastante despistada sobre como compaginar mis deseos y necesidades con las de mi pareja y creo que en sus explicaciones esta Usted muy acertada y en un punto bastante realista sobre lo que debe ser una relación en la que no debemos olvidarnos de las necesidades de nuestro sumiso.

Ahora ya siento cierto placer (y va en aumento) cuando pienso que mi compañero es mi sumiso sexual, cuando me siento su Ama, cuando le ordeno pequeñas tareas orientadas a mi placer, en fin que ahora todo tiene sentido y estoy empezando a disfrutar de mi condición de Ama.

Gracias por perder su preciado tiempo leyendo este relato y gracias por habernos ayudado a los dos a adoptar este estilo de vida. Echo de menos que salgan nuevos escritos suyos, porque seguro que nos iban a abrir nuevos horizontes y nuevas ideas que me ayuden a seguir avanzando en el dominio del corazón (sentimiento) de mi sumiso. Noto que deseo que me adore aun más de lo que lo hace y soy (eso creo que tiene que ver con mi nivel de exigencia), soy amorosamente blanda y de momento incapaz de imponerme cuando mi sumiso decae u olvida algunas de sus obligaciones. Se que en sus escritos aconseja no dejar pasar sin respuesta de nuestra parte las faltas de atención y los olvidos, pero aunque lo piense, me cuesta imponerme , de momento me limito a decir la falta , pero en plan maternal mas que en mi rol de dominante.

Cree Usted que todo es cuestión de tiempo, de identificarme con mi papel o por el contrario es algo que no superare jamás?.

Por mi parte quiero complacer las fantasías de mi pareja, pero tengo clarísimo que no lo voy a hacer si no me encuentro mínimamente agusto con ello,…. Ya le he dicho que ahora empiezo a disfrutarlo, pero estoy tan agusto con mis logros que me resisto a dedicarme a complacer algunas de sus fantasías. Simplemente no encuentro el momento……. Es esto normal?

He pensado que en cierta forma, a medida que vaya volviéndome más exigente, como parte de la lógica evolución , a la vez esto satisfará más a mi pareja y que todo se ira desarrollando en nuestras mentes y que terminaré siendo su Ama ideal, ya que será el Ama que yo haya diseñado por mi evolución y eso siempre nos satisfará a los dos…. Cree Vd. Que ocurrirá así?.

Bueno Mistress Terry, no le canso más y disculpe por tanta pregunta, pero la verdad es que estaría preguntándole todo el dia y no me cansaría.

Saludos y gracias por todo.
Sonia.


Contestación:

Hola Sonia, solo una palabras para felicitarte por tu evolución , he podido ver con agrado que has entendido una de las partes de nuestra dominación que con asiduidad mas nos cuesta de entender.

Llegar a entender la psicología del sumiso es precisamente lo que te da carta de naturaleza como dominante, mientras se desconocen sus necesidades y la forma de atenderlas no es posible un avance en nuestra relación.

Pero tampoco es posible ese avance mientras que tu no te sientas bien y quieras de verdad hacerlo, es decir que aprendas a disfrutar también del placer de tu sumiso. Ellos lo hacen y aprenden a sentir placer de tu dominio.
Tu seguro que también lo conseguirás.

Terry
Apreciaciones sobre el dolor

Para todas aquellas que llegáis de nuevo a la Dominación Femenina hay una palabra en especial que causa desasosiego con tan solo oírla.

Cuando vuestro sumiso os dice que le gustaría que le azotarais, le pusierais pinzas y en general le causaras dolor durante una determinada sesión, un escalofrío recorre vuestras venas.

Pero el dolor tal cual lo entendemos la mayoría de los mortales podría decirse que no existe en términos de Ds, no al menos durante las sesiones donde lo que se pretende no es castigar si no llegar al éxtasis.

La ecuación para los sumisos es bien sencilla:
Dolor = incremento de la excitación = placer

Cuando aplicamos unas pinzas a nuestro sumiso lejos de producirle dolor lo que estamos haciendo es potenciar su excitación, su placer aumenta y a partir de ahí todos nuestros actos de dominio posteriores se verán potenciados por ese grado de excitación alcanzado.

Si continuamos nuestra sesión mediante la aplicación de unos azotes, lejos de bajarle la libido lo que estarás haciendo es seguir potenciando su excitación.

Por lo tanto y visto lo visto, deberíamos desterrar de nuestro diccionario de D/s la palabra “Dolor”, no existe como tal, no es mas que un potenciador del placer y por lo tanto un elemento más dentro de este estilo de vida.

Los mecanismos por los que un sumiso consigue su placer no son nada convencionales , el sumiso encuentra placer en todo aquello que es deseo del Ama, en servirla, adorarla y como no en recibir como premio su disciplina, sus latigazos de placer, Bondage erótico, ataduras morbosas, excitantes pinzas y todo un largo etcétera,…y a su vez todas esas practicas le sumergen cada vez mas en su sumisión hacia nosotras.

Como Dominantes debemos desterrar de nuestra mente la palabra Dolor y adoptar la palabra placer siempre que apliquemos a nuestro sumiso una disciplina acorde con su nivel.

Debemos afrontar la realidad de nuestra nueva relación teniendo claro que nuestro compañero ahora es nuestro sumiso y que su tratamiento y sus necesidades sexuales van a cambiar radicalmente de las que tenia con anterioridad a que nosotras les dominásemos.

El cambio es profundo y sus fuentes de placer son reemplazadas irremediablemente por otras de carácter mas psicólogo y físico.

Una vez que ese cambio se produce, si no es tratado como sumiso y le aplicamos su disciplina, no conseguiremos hacer de nuestra pareja un sumiso orgulloso de servirte.

Terry.
Dejémonos de ficción erótica y retórica trasnochada.

Aclarando posturas:

En la Dominación femenina como en otros aspectos de la vida, podemos encontrar multitud de posicionamientos o posturas con relación a sus planteamientos y a la filosofía que les impulsa. Unos más acertados que otros, o más bien yo diría unos más realistas que otros.

Me refiero que tomando el ejemplo de la política, una misma cosa puede verse desde un prisma de derechas o de izquierdas, seguramente estas dos formas de ver el tema, aunque algo enfrentadas estarían dentro de lo normal o natural,……. Pero por desgracia también se pueden ver los temas desde una perspectiva de “ultra derecha” y de “ultra izquierda”,….. y seguramente ninguno de estos dos últimos puntos de vista tenga excesivos seguidores.

Mi punto de vista sobre este tema, es que no debemos caer en posicionamientos radicales ni pensar que Dominación es igual a látigos y cadenas.

Desgraciadamente muchos de los escritos y reflexiones sobre la Dominación femenina siguen repletos de folclore sadomasoquista, de tareas de sumisión imposibles, de dominantes sin escrúpulos que esconden sus autenticas intenciones, esgrimiendo el derecho de hacer lo que le venga en gana en nombre de una superioridad mal entendida.

Muchos de los temas sobre dominación se abordan desde la perspectiva de la ficción y de la exageración, y no es que a mí me impacten tanto como para que ahora les este dedicando un poco de mi tiempo, pero si que me duele ver que esas posturas tan irreales, se nos hagan pasar como normales.

Evidentemente, muchas de las posturas extremas que leemos se darán en la vida real, pero seamos realistas, son minoría. Y hacen mucho daño al colectivo.

Toda esta irracionalidad suele desembocar en una negativa de asumir el papel de dominantes cuando nuestros maridos o compañeros nos lo proponen..... y sobre eso es sobre lo que hay que pelear, la Dominación femenina nada tiene que ver con las practicas SM.

Que la mujer ejerce un poder erótico sobre el hombre, no creo que haya nadie que lo discuta. Que ese poder erótico puede cultivarse, incrementarse y usarse contra el hombre con el fin de someterle a nuestros caprichos, también es evidente.

Pero de ahí a que se pretenda ya sacar las cosas de su sitio, con afirmaciones como la de que la mujer es superior (en términos totales) al hombre….. no fastidies.

Que la mujer es sexualmente superior al hombre… correcto. Pero si hablamos en el plano de las relaciones personales, estamos o deberíamos luchar por estar en relación de igualdad.

Tampoco podemos cometer el error de afirmar que porque el hombre sea mas fuerte que la mujer, este es superior a ella. La mayor fuerza no indica superioridad alguna.

En la dominación femenina, el derecho de la mujer sobre el hombre es indiscutible, pero a menudo se olvida de que solo estamos hablando de aspectos sexuales y de aspectos de la vida que sean susceptibles de transformarse en juego erótico.


El dominio de la mujer debe basarse en el sexo, es su poder erótico el que nos otorga la necesaria obediencia del hombre, y este si que es real y se adapta a la realidad de los tiempos actuales,…. es esta filosofía la que creo que nos va a llevar a las mujeres a la supremacía en el terreno sexual.

Pero si basamos nuestro poder en latigazos, infidelidades y humillaciones sin sentido, creo que a lo más que podremos aspirar será a que siga siendo objeto de actividades clandestinas y relegado a funciones de clubes especializados….. seria una lastima que no seamos capaces de encauzar nuestro poder de forma más realista y menos teatrera…. Vamos!!, …. Algo más serio que todo eso.

Vuelvo a repetir que en el entorno de la pareja no estoy en contra de que cada uno practique sus fantasías según sus gustos, pero reivindico que el poder femenino debe ser … pues eso, femenino, muy sensual, sofisticado, altamente morboso, algo descarado …. Tantas y tantas cosas eróticas y excitantes emanan de la ostentación de nuestro poder…. Que, ¡porqué recurrir siempre a la anulación de la personalidad de nuestra pareja!.

La dominación femenina es algo que puede y debe ejercerse de un modo natural, sin necesidad de recurrir a conductas extremas que pueden hacer de la dominación femenina algo ridículo o absolutamente tiránico y por ello humanamente despreciable. Por supuesto, la mujer puede utilizar esos recursos si le apetece, pero siempre recordando que no dejan de ser juegos sexuales pensados para su diversión,pero no deben ser los verdaderos soportes de su dominio. las mujeres dominantes debemos asumir que no tenemos porque someternos a ningun tipo de ideologia o de reglas que vayan contra nuestra forma de pensamiento o de actuación. Cada una de nosotras tiene su forma propia de dominio y si lo ejercemos de una forma responsable, será tan valido como cualquier otro.

El hombre solo debe quedar bajo la obediencia absoluta de la mujer, en cuanto a lo concerniente a su vida sexual. El resto de facetas de la vida del hombre no pertenecen a la mujer, me refiero a que nuestro ámbito de dominio no debemos extenderlo más allá de lo puramente sexual.

Otro aspecto que también se ha convertido en un tópico dentro de las relaciones de dominación, es la creencia de que todo lo que haga la mujer estará bien echo y que va a redundar en un mejor funcionamiento de la pareja y en una mejor sumisión de él.

Pues no amigas, no siempre es así,

Evidentemente hay mujeres que se extralimitan al controlar todas y cada una de las actividades de la casa y de sus maridos, y a demás controlan todas las funciones sexuales de sus compañeros, muchas de ellas les mantienen castos durante largas temporadas con el fin de mantenerles más atentos a su servicio. Pero los hombres, nos guste o no, eyaculan. La persistente negación del orgasmo sólo puede llevar a la impotencia, la represión y el cansancio. Diablos, ¡quiero un hombre, no una marioneta!.

Controlar la eyaculación de nuestro compañero forma parte de nuestro dominio, y cada una de nosotras la empleará a su manera, pero siempre en la medida necesaria.

No se trata del poder por el poder, sino, de obtener placer a través de este poder, a demás….. Obtengo de él mejores servicios, si atiendo sus necesidades.

En el servicio y obediencia a la mujer el hombre debe encontrar su realización plena. Y esa obediencia puede aportarnos muchas alegrías a las mujeres si sabemos administrarla,…. si le cuidamos adecuadamente.

Un hombre también requiere de nuestros cuidados para ser el amigo leal y el compañero fiel que todas deseamos. Esos cuidados empiezan por la atención a las necesidades del hombre, ¡no desde luego por golpearle y torturarle sin sentido!, Y el primero de esos cuidados es el sexual. Si queremos dominar efectivamente a un hombre no debemos desatenderle nunca el aspecto sexual, teniendo cuidado, eso sí, de que siempre seamos nosotras las que llevemos la iniciativa.

Podemos controlar todo lo controlable y más, pero siempre en su medida correcta. Siempre vigilantes para que nuestra pareja goce de una excelente salud mental y sexual.

Otro mito que debemos derrumbar es el de que las mujeres dominantes no podemos ser pasivas. A mí personalmente me encanta ser pasiva, mientras mi pareja me colma de caricias y atenciones, me encanta que adore mi cuerpo, pero mi compañero en ningún momento debe confundir y de hecho no confunde mi pasividad con un papel de objeto sexual o secundario respecto a él. En el caso de que adoptes un papel pasivo, debes indicar a tu hombre con claridad qué es lo que quieres que te haga. No me cansare de repetirlo: bajo ningún concepto debes perder la iniciativa sexual.

Y por último, otra de las cosas que no comparto es la obstinación de muchas de nosotras en despreciar o negar los deseos de sumisión femeninos. Negar que estos deseos forman parte de las fantasías de muchas mujeres es otra de las falacias que no llegan a ninguna parte. No es una actitud sensata despreciar esos deseos y tratarlos como una desviación de la forma natural de dominio entre sexos.

No hay nada de malo en que una mujer practique con su hombre juegos de inversión de papeles, la única condición es, como ya he dicho antes, que estos juegos se hagan bajo el control y por iniciativa nuestra, a demás de en la forma que nosotras queramos. Pueden incluso ser muy excitantes y relajantes para aquellas a las que el papel de dominantes resulte cansino. Por supuesto, como mujer que defiendo la dominación femenina como el estado natural de relación sexual con los hombres, no estoy a favor de ningún tipo de sumisión de la mujer al hombre que supere el grado de juego sexual.

Considero que la dominación femenina es el modelo hacia el que irremediablemente la humanidad avanzará en tiempos venideros. Pero desde luego será una dominación en el terreno sexual y por supuesto mucho menos dogmática y aferrada a viejos estereotipos sadomasoquistas. En definitiva una dominación sexual practicada por mujeres libres de toda clase de prejuicios y estereotipos que en la actualidad nos quieren imponer desde diversos medios de comunicación.

Yo conseguí ser auténticamente dominante desde el mismo instante en que me sentí libre de todo los prejuicios que os he mencionado. Espero que vosotras también lo consigáis.

Escrito por: Mistress Terry
Aparato de castidad: ¿estímulo o necesidad?.

Los aparatos o cinturones de castidad están cada vez más a la orden del día, Podemos encontrarlos con facilidad a través de páginas web o bien en multitud de sex-schops; aunque también podríamos encargarle a nuestro sumiso que se confeccionase uno con arreglo a nuestras especificaciones.

¿Son imprescindibles para la práctica de la abstinencia?

Pues va a ser que No; en la actualidad, estos aparatos forman mucho más parte de las fantasías y el morbo de algunos varones sumisos que de la necesidad de controlar su virilidad.

Para practicar la castidad en nuestro sumiso, solo se requiere que su eyaculación nos pertenezca por completo, si lo tenemos bien adiestrado, Él solo eyaculará como y cuando nosotras le digamos.

A todas luces y si prescindimos de estereotipos prefijados de antemano sobre este estilo de vida podrás ver que no vas a necesitar para nada del uso de este tipo de aparatos para imponer tu voluntad y tu control sobre la eyaculación de tu sumiso.

Por mi parte, no toleraría de ningún modo, la deslealtad que supone una falta de ese calibre. La deslealtad hacia nosotras que supone que un sumiso se masturbe a nuestras espaldas es tan innegable como grave. No está de más, por tanto, insistir en que si un sumiso no puede someterse a la obligación de la abstinencia, mejor que vaya pensando en otra forma de vida.

Incluso en aquellos sumisos donde su impulso por masturbarse les resultase irrefrenable, cabria de otras soluciones mediante castigos, que podrían suplir al aparato de castidad con creces.

Ahora bien, que nuestro sumiso no necesite de aditivos para no eyacular cuando lo tiene prohibido, no significa que los aparatos de castidad resulten inútiles. Por eso su uso está bastante extendido entre las parejas que practicamos la dominación femenina.

En realidad, su uso se ha extendido por motivos muy diferentes a los que inspiraron en la antigüedad a su creador. Hoy en día su uso se fundamenta principalmente en el Morbo.

Entre los motivos que justifican su uso cabria enumerar los siguientes:

Desde nuestra perspectiva de Dominantes, es indudable que nos produce un morbo añadido el hecho de ver enjaulados los genitales de nuestro sumiso, es un elemento más con el que le explicitamos nuestro poder sobre él, un elemento más que usamos a nuestro antojo para potenciar su sumisión y su dedicación hacia nosotras.

Cuando colocamos este tipo de aparato a nuestro sumiso, creo que sobran las palabras,…. Irremediablemente le estamos diciendo que su eyaculación no va a ser lo más importante en este momento.
También significa que necesitamos de toda su atención a la hora de proporcionarnos placer.
Que su virilidad nos pertenece.
En definitiva, que tenemos en ese momento la llave de su placer en nuestras manos.

Desde la perspectiva de nuestro sumiso, el hecho de verse con sus órganos genitales encerrados en un aparato de castidad, le recordará muy a menudo su situación de dependencia.
Inevitablemente él va a sufrir erecciones que no podrá terminar de consumar por la opresión del aparato…. Aparato impuesto por nosotras; lo cual va a contribuir y mucho en su proceso de estimulación.
También contribuirá en su proceso de sumisión, ya que nada puede hacer por aliviarse de esa opresión a no ser que nos convenza de alguna manera para que le liberemos.

La cuestión es psicológica más que práctica, pero la verdad es que el juego psicológico es muy importante para ambos. el hecho de que una Ama coloque con sus propias manos el aparato a su sumiso tiene una carga emotiva para el sumiso muy grande y sobre todo el no saber hasta cuando decidira su Ama quitarselo le sume en la mas completa de las indefensiones y el placer de la sumisión debida y eso es lo que se debe buscar en su hutilización, que el sumiso viva de una forma real su sumisión.

Mi postura creo que es clara, solo debemos buscar el morbo de estas situaciones sin pretender mortificar a nuestro sumiso con imposiciones de larga duración, los periodos deben ser lo mas cortos posibles. Si el aparato deja de ejercer su carga psicológica para convertirse en algo no deseado por el sumiso, entonces debes replantearte su uso.

Desde la perspectiva de la pareja, son múltiples las ocasiones que puedes encontrar para enjaular a tu sumiso y crear una situación morbosa. sobre todo cuando salís de copas o simplemente a cenar con unos amigos.

Por sus especiales características suelen ser inapreciables desde el exterior, pero constituirá para los dos un recordatorio sobre la presencia de la dominación femenina en vuestra relación.

Como ves los aparatos de castidad se utilizan de diversas formas y con diferentes intensidades según las preferencias de la pareja. Algunas dominantes mantienen a su/sus sumisos casi permanentemente enjaulados durante períodos de tiempo largos y les liberan muy de vez en cuando para obligarles a masturbarse u ordeñarles por medio del masaje de la próstata. En otros casos, las dominantes prefieren utilizarlos por temporadas, que pueden prolongarse de una a varias semanas, alternándolos con otras en las que el sumiso no los lleva.

Hay quien los utiliza, como castigo para el sumiso cuyo comportamiento necesita ser estimulado.

Otras, cuando su sumiso va a permanecer varios días fuera de su control.

Sea como sea, o cual sea el uso que quieras darle, creo que lo que debes buscar en este tipo de aparatos es la complicidad con tu sumiso y sobre todo el Morbo que este tipo de artilugios puede aportar a vuestra relación como pareja.

Por lo tanto yo defiendo y apruebo el uso del cinturón de castidad como un medio para añadir morbo en la relación D/s y no comparto la postura de que sea algo necesario para mantener casto al varón, no creo en la efectividad de este como imposición de una castidad obligada, porque entonces no ejerce la función de añadir morbo a la relación.

La D/s es morbo en su máxima expresión y por eso los aparatos de castidad, por su alta utilidad morbosa, tendrían que formar parte del conjunto de múltiples artilugios que forman el vestuario de una buena Dominante. Negar sus funciones, utilidades y múltiples usos dentro de nuestro juego es como negar la D/s en sí misma.

No podras experimentar lo que he explicado si no adquieres uno y pruebas a introducirlo como otro elemento más en tu relación, puede que sea un fracaso total o puede que encuentres en el a un buen aliado del juego erótico. no te gustaria ver cuales son sus reacciones?. ver lo que tu misma experimentas con este juego?. para desecharlo siempre estarás a tiempo.

Escrito por: Mistress Terry

recorte de su libro "El arte de la dominación sensual" Dialogos de mujer a mujer

LA CASTIDAD EN LA DOMINACION FEMENINA

Dominación femenina y castidad del varón van intimamente unidos, pero la castidad no constituye un objetivo en sí misma, sino que la utilizamos como un medio para conseguir nuestro fin ultimo que es: mantener la excitación del hombre para que esté más centrado en nosotras y más ansioso por servirnos.

Hay que tener en cuenta que la ausencia de eyaculación no tiene necesariamente que producir este efecto de excitación. De hecho son muchos los varones y hembras que pueden pasar sin ella durante largos periodos y no por ello están siempre excitados .

El fin ultimo de la Castidad dentro de la D/s es conseguir un estado de “excitación permanente” y para que se produzca este, dos son las diferencias fundamentales que la identifican sobre cualquier otra forma de castidad cotidiana.

En primer lugar su componente psicológico de denegación, es decir que se produce no por voluntad del sumiso sino por voluntad de su Ama.

Y en segundo lugar porque esta excitación viene acompañada con la provocación y mantenimiento de dicho estado por nuestra parte a través del juego erótico cotidiano que realizamos mientras nuestro sumiso permanece en dicha situación.

Por lo tanto, es la combinación de estos dos componentes la que diferencia y justifica la castidad en la D/s.

Es de sobra conocido que el hombre sufre un bajón en su dedicación y en su devoción después de haber eyaculado -tanto en una relación de pareja corriente como en la de dominación-. Si muestro sumiso eyacula frecuentemente se convertirá en un servidor descuidado y poco atento; o dicho de otra manera, para poder obtener de él un servicio de la calidad que nos merecemos, tendremos que doblar nuestros esfuerzos.

Sin embargo, si a nuestro sumiso se le mantiene excitado por el método de la castidad, estará siempre mucho más deseoso por servirnos y adorarnos como nos merecemos, porque su dependencia de nosotras se incrementa notablemente.

Como en todo, no podemos pensar que la cosa es blanco o negro, es cuestión de grados, pero parece estar más allá de cualquier discusión que el grado de adoración del sumiso por su Ama se ve notable y cotidianamente intensificado a causa del binomio abstinencia/excitación. Puede decirse que la castidad, así entendida, constituye una herramienta básica a la hora de conseguir tanto el más perfecto servicio posible por parte del sumiso, como la mutua satisfacción de las dos partes que forman la relación de dominación femenina.

Una herramienta al servicio de la mujer.

El acierto y la elección de esta práctica en la relación de dominación viene avalada además por una característica mayoritaria en la mayoria de nosotras: la facilidad del orgasmo clitoridiano frente a la menor frecuencia del vaginal.

El hecho de que la mayoría de nosotras alcancemos con más frecuencia, o exclusivamente el orgasmo mediante la excitación del clítoris, lleva irremediablemente hacia la practica de la castidad de nuestro sumiso, ya que en el plano sexual mejora notablemente nuestro nivel de satisfacción así como el de su atención personal.

Me explicare mejor........

Nuestro sumiso tiene manos, labios y lengua para complacernos a nuestro gusto y con la frecuencia que deseamos, por lo que su pene pierde la importancia y el protagonismo del que disfrutaba en la relación anterior, pasando a un segundo plano y con mucha frecuencia a un plano casi simbólico para la sexualidad femenina. Y puesto que la dominación femenina implica que la sexualidad de la pareja tiene como objetivo fundamental nuestro placer, La castidad del varón es la consecuencia lógica de este proceso porque donde mayoritariamente encontramos las mujeres el placer es en el masaje clitoridiano.

La prueba de que esto es así, la encontramos en que esta situación está muy extendida entre las parejas que practicamos la dominación femenina. Somos muchas las mujeres que adiestramos a nuestros sumisos para que perfeccionen su capacidad de complacernos oralmente.

Una buena practica en el sexo oral requiere de tiempo, es necesario que nuestro sumiso se adapte y reconozca cada uno de nuestros estados de excitación para que sus movimientos nos sean placenteros y ajustados a cada momento, por lo que nuestra labor de enseñanza en los primeros meses debe de ser concienzuda y continuada.

Disponer de un sumiso bien entrenado, es una meta a alcanzar por cualquier mujer Dominante. La mayoría de nuestros encuentros sexuales tienen en el sexo oral una de nuestras principales fuentes de placer y como quiera que a medida que se adquiere práctica las sensaciones son mayores, se podría decir que el sexo oral “engancha”.

Un sumiso bien adiestrado en las artes del sexo oral es capaz de encender y saciar completamente nuestros deseos amatorios mas ardientes, con tantos horgasmos como nosotras deseemos, con lo que se podría decir que quedamos fuera de combate.... Totalmente relajadas.

¿Actuarías entonces contra tus fuerzas por el mero hecho de complacerle a él?.

Por duro que parezca para ellos, la respuesta es No. Rotundamente No. Al menos en esos primeros momentos posteriores al agotamiento, después seguramente harás lo que te plazca.

Por lo tanto también la consecuencia lógica de que después de una agotadora sesión de sexo oral, decidamos que nuestro sumiso quede en la abstinencia, es totalmente justificable.

Beneficios evidentes.

La practica y el tiempo se encargan de poner las cosas en su sitio. Los beneficios tanto para nosotras como para ellos no se hacen esperar:

Desde un plano psicológico, nuestra posición de Dominación se incrementa notablemente cada vez que hacemos uso de nuestro poder de decidir sobre su orgasmo.

Si tenemos en cuenta el entorno escénico en el cual se produce la denegación del orgasmo de nuestro sometido, generalmente corresponde a momentos de máxima excitación por ambas partes. Y esto tambien nos lleva a una conclusión muy clara.

"Nos prepara para llegar a sentir placer de nuestro dominio".

Superada la fase inicial y una vez alcanzado el estadio de Dominación suficiente ya no nos causa ningún tipo de problema de carácter sentimental o psicológico su denegación. Si bien es verdad que alcanzar este punto requiere tiempo, ya que nuestra decisión tiene que estar libre de cualquier tipo de prejuicio y de duda interna sobre la conveniencia o no de nuestra decisión.

Siguiendo la misma línea también observaremos, que cuando decidimos denegar el orgasmo experimentamos un aumento en nuestra excitación, ya que en esos momentos de excitación sexual tal decisión nos identifica si cabe aun más en nuestro papel de Dominantes, de tal forma que con mucha frecuencia la denegación del orgasmo de nuestra pareja viene acompañada de nuestro propio orgasmo. Con lo que alimentamos la espiral Dominio-Placer.

"Generar esta espiral es fundamental para nosotras".

Dado que esta situación se repite cada vez más durante nuestras relaciones sexuales, llegamos a sentir verdadero placer no por el hecho de denegarlo, si no por el hecho de sentir y saborear con total normalidad nuestra posición de Poder.

Llegar a sentir placer de nuestra posición de poder, es una meta irrenunciable para cualquier Dominante.

"Sin el sentimiento de poder no puede desarrollarse la dominación".

Mientras no sintamos en nuestro interior esa posición no seremos capaces de trasmitir ese sentimiento y eso es fundamental para el desarrollo de la relación.

¿Qué pasa con el coito tradicional?.

La practica del coito tradicional (el varón como parte activa) es abandonada por prácticamente la totalidad de mujeres Dominantes. La razón fundamental, como decíamos, estriba en que la penetración no constituye el único componente importante de nuestro disfrute sexual.

Por eso, la penetración pasa a un segundo plano entre nuestras preferencias, con lo que estamos actuando directamente sobre la usual fijación de los hombres con su pene y su eyaculación.... poco a poco esta actitud dará sus frutos y de esta manera conseguimos colocar en un lugar secundario un aspecto al que los hombres conceden tanta importancia.

"Doblegar el subconsciente del varón hacia el abandono del papel de dominio que su pene representa, no es fácil, especialmente en aquellos varones donde la sumisión no formaba parte de su forma de ser sexual".

Durante los comienzos en la D/s se hace aun más necesario si cabe demostraciones de poder continuadas aunque graduales como la que nos ocupa hasta que nuestro sumiso sea capaz de saborear su condición.

Las nuevas practicantes de la Dominación deben entender que este proceso es uno de los más costosos por los que pasará su sumiso hasta que consiga su estabilidad y su identidad, por lo que se tiene que estar muy atenta a cualquier cambio en su estado anímico y emocional. Sobre la depresión del sumiso se ha hablado en muchos artículos y es un hecho probado que en algunas ocasiones ha llegado a ocasionar graves problemas personales, sobre todo en aquellas parejas donde la Dominación femenina se ha adoptado por motivos de dudosa conveniencia y en la que se intenta suplir por parte de la mujer una falta de entendimiento y amor por un dominio irresponsable y carente de preparación.

Ahora bien, tambien somos muchas las que sí tenemos orgasmos vaginales, y que no queremos renunciar a la penetración, o algunas que aún no teniéndolos disfrutan también de ella. En este caso, resulta obvio que si la sexualidad está destinada al placer de la mujer, deben buscarse maneras de mantener la excitación del varón sin renunciar al placer que indudablemente nos provoca la penetración. Generalmente este tipo de penetración dominante, suele diferenciarse de la clásica en que el sumiso penetra a su Ama a petición de ella y de la forma y manera en que ella desea.

"El control por nuestra parte de la penetración incrementa nuestro placer".

Ya que no tendremos que sufrir más la inexperiencia de nuestro compañero ni las posturas inadecuadas ni los cambios de ritmo a destiempo ni tantas y tantas cosas que hacen que generalmente la penetración termine con el orgasmo del hombre pero no con el nuestro.

Por lo tanto la castidad no es fruto del capricho del Ama, tampoco es un castigo como algunos no iniciados quieren verlo. La castidad es tan necesaria para poder avanzar en una relación D/s, como lo es el combustible para un vehículo, sin excitación no hay juego erótico, y esta forma de vida requiere de las dos cosas para su funcionamiento.

Descubrele el sabor agridulce de la sumisión.

Una vez que dispongas del control absoluto de la penetración, habras avanzado hacia un nuevo estadio donde el sumiso siempre permanece al servicio de tu placer, su miembro no es más que un instrumento a tu sevicio y así debe de entenderlo el sumiso, ningún movimiento debe de escapar a tu voluntad. Generalmente conseguirás tu placer mediante la combinación de la masturbación y el control de los movimientos del pene de tu sumiso con arreglo a tu estado de excitación.

En este aspecto, es de reseñar, la coincidencia entre muchas de nosotras a las que no nos gusta prescindir de la penetración, el hecho de que disfrutamos con el contacto de nuestra vagina con el pene, pero no solemos disfrutar del bombeo descontrolado del varón. Es por eso que durante la nueva etapa, Las penetraciones se suelen limitar a un mero acto de disfrute del pene masculino como lo podría ser de un vibrador.

Llegados a este punto tenemos muy clara la diferencia entre Penetración y eyaculación; los dos actos no van unidos en absoluto lo único que tienen en común es que los dos son decisión nuestra, podemos disfrutar enteramente de la penetración durante todo el tiempo que nos plazca. Si el sumiso, durante la penetración notase en algún momento que llega al punto de excitación o de no retorno, deberá solicitarnos permiso para parar con el fin de no eyacular sin nuestro permiso.

Esta forma de Dominación femenina con penetración es una de las más cuestionadas por los sumisos no iniciados, ya que es con mucho por su pureza y dureza una de las pruebas en las que se requiere mayor control mental y físico, pero si se llega a dominar la situación, también es uno de los actos de dominación donde más se fortalece nuestra posición y la sumisión del hombre.

"Con el tiempo nuestro sumiso aprenderá que el acto sexual ya no lo controla él, que está bajo nuestro dominio y control, su única misión es proporcionarnos el máximo placer.... de todo esto, él debe aprender a sacar su propio placer... dale tiempo".

Por mi experiencia personal puedo decir que es una de las practicas que más afectuosamente recomiendo, porque además de todos los beneficios que he enumerado para nosotras, es una de las formas donde nuestro sumiso más disfruta de su condición, tengamos en cuenta que en esos momentos su pene esta recibiendo de forma directa nuestros estímulos vaginales y su instinto animal tiende a bombear para su satisfacción, Situación que tendrá que aprender a reprimir. (de nuevo el binomio "represión / placer = más sumisión")

El choque mental entre la represión de sus instintos mientras siente el placer de la penetración, provocará en él irremediablemente un fuerte conflicto interno con el consiguiente avance hacia su verdadera sumisión.

"Lo que en un principio era represión, lo convertirá en placer por servirte, y quedará enteramente bajo tu voluntad"

Inicialmente no puedo decir que nuestro sumiso lo pasará bien, mas bien al contrario, los conflictos son fuertes y las depresiones pueden aparecer en cualquier momento, pero pasados unos meses, aprenderá a disfrutar enormemente de este estadio de excitación/represión que caracteriza a los sumisos y que dispara su sumisión hasta alcanzar su verdadera identidad.

Debemos contemplar este proceso educativo como un mal necesario para que nuestro sumiso alcance su mayoría de edad, es decir para que nuestro sumiso encuentre su verdadero placer en este tipo de relación y la personalidad que necesitaba encontrar.

"Conseguir que nuestro sumiso disfrute junto a nosotras de nuestro placer y hacerle sentir las convulsiones de nuestra vagina durante nuestro orgasmo es una de nuestras armas más potentes de dominación".

Por este camino va otra de las técnicas puras de dominación consistente en ordenar a nuestro sumiso que nos penetre justo antes de que alcancemos el orgasmo, aprovechando ese placer de la penetración para incrementar aun más nuestra excitación y provocarnos un mayor orgasmo. La sensación que nos aporta esta técnica es altamente satisfactoria por la carga de Dominación que lleva implícita, ya que el sumiso en este caso solo se limita a cumplir ordenes y a sentir en su propia carne como disfrutamos con su penetración.

"Centrarnos en nuestro propio placer, nos afirma como dominantes".

Por dura que parezca esta técnica, satisface a las dos partes, porque mediante la penetración de su pene, nosotras conseguimos aumentar con fuerza el orgasmo, es decir que utilizamos su pene para nuestra satisfacción y esos detalles se valoran mucho,....

"Sentirse útil para su Ama es una obsesión en todos ellos. Si además siente que es utilizado para nuestro placer, le ayudará a sentirse realizado".

Por lo tanto y volviendo al enunciado del principio, la imposición de la castidad nada tiene que ver con los deseos de un Ama caprichosa e irresponsable, si no más bien al contrario, la castidad no es más que la consecuencia lógica y el punto de llegada -con parada obligatoria- en todo proceso de Dominación.

Por lo tanto podría decirte que una vez que hayas llegado a este punto recreate en él durante un tiempo no determinado (diferente en cada pareja), debes tomarte el tiempo necesario para que esta actitud arraigue en ti y en tu sumiso, tranquila que con el tiempo, se convertirá en la base y punto de partida hacia una nueva evolución dentro de la D/s ya que las voluntades e identidades de los dos se van alimentando día a día con esta práctica.

"No se puede avanzar sin que antes tengas el dominio de la situación".

Sobre el cuándo y el cómo permitir la eyaculación:

Mi consejo personal es que los orgasmos del varón deben espaciarse lo más posible. Una eyaculación cada una o dos semanas parece más que suficiente para mantener limpias las tuberías del aparato genital masculino (con la edad puede incrementarse el período de abstinencia).

Para los profanos en la materia les recuerdo que la castidad no significa la ausencia de sexualidad, mas bien al contrario la castidad es capaz de conseguir el “estado permanente de excitación” y en este estado, la sexualidad del sumiso estará presente en cualquier momento del día. Los pensamientos eróticos brotan con mayor facilidad y en general el estado anímico mejora.

"El secreto del juego es provocar y provocar"

Debes jugar con tu sumiso provocandole un mayor grado en su excitación, a la vez que dispones de él cuando te place para satisfacer sus deseos de sumisión encendidos y provocados por esa situación, creando así un bucle sin fin que solo terminará con la decisión por tu parte de autorizarle la eyaculación.

De esta forma la eyaculación pasa a ser altamente apreciada por él, a la vez que sus orgasmos se intensifican por el simple hecho de ser enormemente deseados.

Su agradecimiento hacia nuestra decisión se hace evidente por el simple hecho de que es una practica corriente el que un sumiso de las gracias a su Ama por tal decisión, cabe notar aquí la diferencia entre un “gracias” protocolario impuesto por su Ama y las palabras sinceras pronunciadas por nuestro sumiso bien adiestrado.

Para mí son una de las frases que más me hacen sentir bien, su significado traspasa el simple agradecimiento por liberarle de esa carga. Significan su total dedicación a mí y la prueba de su amor.

Si la denegación del orgasmo en un acto claro de Dominación, también su autorización debe serlo.

Entonces, ¿cuándo y cómo eyaculará nuestro sumiso?.

El cuándo está claro: cuándo nosotras lo consideremos conveniente, bien porque creamos que conviene desatascar sus tuberías para la buena conservación de la próstata, bien porque, por cualquier razón, consideremos que es el momento.

En el cómo pueden producirse muchas variantes. Pero hay una consideración que compartimos buena parte de las dominantes: conviene que el varón sumiso eyacule de una forma que ponga de manifiesto su posición subordinada, además, y si es posible, que resulte divertida para nosotras.

Cuando la mujer no está interesada en la penetración, la eyaculación del sumiso se produce por vía de la masturbación, normalmente realizada por él mismo, aunque hay algunas de nosotras a las que les complace “ordeñar” a su sumiso personalmente, quizá porque les parece que es una buena manera de explicitar su dominio. De todas formas, hay una práctica casi generalizada entre las parejas cuya relación se basa en la dominación femenina:

"Nuestro sumiso debe tener absolutamente prohibida su masturbación sin nuestro permiso explícito".

Hasta aquí todo esta perfecto, pero el gran problema que se nos presenta a la hora de decidir si permitimos la eyaculación o no, se encuentra en que la eyaculación viene acompañada de una disminución evidente de su deseo sexual. Este inconveniente es la principal causa por la que la mayoria de nosotras retrasamos cada vez más el momento, algunas, llegan incluso a adiestrarle en la abstinencia total..... personalmente no lo comparto, pero en algunos casos es una realidad constatable.

Desde mis comienzos en este estilo de vida, siempre temí no equivocarme a la hora de tomar la decisión de la eyaculación, temores como el de la frecuencia me asaltaban constantemente, pues la diferencia entre un sumiso excitado y un sumiso en el “día después “ es altamente notoria.

"Por lo tanto el problema no está tanto en la frecuencia en la que nuestro sumiso disfruta de su eyaculación sino en cuanto al comportamiento del sumiso en el “dia despues”.

“el día después”

La necesidad de corregir el comportamiento de nuestro sumiso provocado por la eyaculación y su posterior falta de excitación es necesaria para nosotras.

Su eyaculación debe ir seguida de medidas que contribuyan a proporcionarle el estímulo adicional para recuperarlo. Debemos convertir por nuestra parte, su eyaculacion en un acto de Dominación.

Si es por masturbación, Partiremos de una premisa básica: el varón debe masturbarse siempre delante de nosotras y por indicación nuestra, no permitas jamas que lo haga solo o a escondidas.

"Acentúa tu dominación obligándole a hacerlo en una postura altamente sumisa".

Una buena opción puede ser que le ordenes masturbarse (después de que tu ya hayas quedado completamente satisfecha) en el suelo a cuatro patas o de rodillas, mientras en silencio te adora.

Puede también depender de la situación: parece más humillante que se tenga que masturbar delante de ti mientras realizas otra actividad que tenga poca relación con la sexualidad: ver la televisión, leer o estar haciendo algo en tu ordenador. Y desde luego mucho más humillante si a la presencia tuya se suma la de otra mujer.

Otra técnica consistiría en ordenar a tu sumiso que se masturbe en el momento en el que menos se lo espera, esta técnica tiene el efecto de hacer entender a tu sumiso que se le ordena masturbarse con el fin de que disponga de una eyaculación necesaria para su organismo, pero fuera de todo contexto sexual. Esta técnica es ideal cuando mantienes a tu sumiso enjaulado. Libérale de la jaula (cinturón de castidad) y cuando haya terminado vuelve a encerrarle, le harás entender claramente que tus motivos no han sido otros que los de mantenerle sano.

Se puede también incrementar su excitación, y hacerle eyacular mientras frota su pene en el exterior de tu vagina o en otra parte de tu cuerpo y luego obligarle a lamerlo hasta dejarlo bien limpio. Esta técnica es recomendable en fantasías donde el sumiso adopta el papel de animal de compañía. otra tecnica similar lo constituye el que acude al tradicional fetichismo canino de los hombres, haciendo lo mismo en tus botas o zapatos de tacón, tal y como lo haria un perrito.

Otro aspecto interesante a tener en cuenta es la posibilidad de asociar la eyaculación al disciplinamiento de nuestro sumiso:

La disciplina que requiere tu sumiso será mejor recibida si este siente placer al recibirla (hablamos de disciplina no de castigos), por lo tanto y después de un periodo de abstinencia, el sumiso está totalmente receptivo hacia cualquier tipo de estimulación y ni que decir tiene que estará predispuesto a unir mentalmente el placer con las enseñanzas que puedas impartirle durante su masturbación. Una buena combinación es hacerle "llegar" mientras que le das ligeros azotes (inicialmente), pellizcos en los pezones, mordiscos etc. a la vez que le asignas ordenes o tareas a mejorar.

Otra opción consistiria en aprovechar para autorizar su eyaculación en esas sesiones donde decides dedicarle unos momentos a satisfacer sus fantasias.

Si tu sumiso es amante de la feminización, seria válida la opción con determinada vestimenta, y con un estilo no machista, es decir, prescindiendo de las formas habituales en los varones de abrazar su miembro con la mano. Deberia masturbarse por frotación de su pene, como si de una vagina se tratara.

Pero si volvemos al terreno de la humillación, una posibilidad es obligarle a masturbase mientras la mujer le proporciona (si esta práctica le complace) una lluvia dorada.

Y quizá una de las mejores formas de poner al sumiso en su lugar es obligarle a eyacular mientras su ama le sodomiza por detrás con el arnés-consolador.

Las posibilidades son múltiples, y estos pocos ejemplos solo deben servirte para estimular tu imaginación de dominante, a la hora de construir las prácticas que mejor se adecuen a la personalidad de tu sumiso y al objetivo que persigues.

Si lo único que buscas es que tu sometido expulse su semen por creerlo necesario por motivos de salud, acude a una práctica sustitutoria de la eyaculación mediante el masaje prostático, que a la vez será altamente placentera para el sumiso:

El método consiste en masajear o excitar la próstata: Introduciendo un dedo por el ano de tu sumiso, le masajearas la próstata y conseguirás que expulse el semen.

La sensación que experimente tu sumiso por el masaje y expulsión de sus semen le será placentera, pero sin embargo no le producira el bajón del orgasmo tradicional.... esta técnica le dejará sus energias intactas.

eyaculación por coito

llegue como llegue, nuestro sumiso perderá intensidad en su sumisión después de la eyaculación. Y esa pérdida se prolongará durante un tiempo, que naturalmente dependerá y mucho de la edad de nuestro sumiso y de su constitución.

"Resulta obligado contemplar un refuerzo extra tras el orgasmo"

Para que nuestro sumiso recupere y renueve con la mayor rapidez posible sus deseos incondicionales por servirnos, aquí tienes algunas ideas:

Ese bajón al que me refiero se palia en cierto grado si el sumiso ha eyaculado de forma totalmente controlada por nosotras, en el último momento y por decirlo de alguna forma, cuando ya habia perdido toda esperanza de que se le autorizara a eyacular. La humillación le recuerda su posición y su dependencia de la dominante y contribuye, por consiguiente, a mantenerle en su sitio.

"cuando tu sumiso eyacula por medio del coito, sin haberse producido ninguna circunstancia potente que le haya recordado que su papel en la vida es servirte, deberás imponerle un refuerzo a posteriori que haga patente su sumisión".

Se tratará, en suma, de intensificar tus comportamientos habituales destinados a mantener a tu sumiso en su posición, y dependerán, por lo tanto, del estilo de dominación que tu hayas impuesto... es decir:

Si acostumbras a disciplinarle físicamente, quizá deberías pensar en que una sesión de disciplina debería seguir siempre a su eyaculación.

Si tu dominación la explicitas e impones de forma más verbal que física, deberías potenciar en ese momento tu comportamiento dominante, recurriendo, a un incremento de la humillación verbal hasta el máximo nivel.

Si el dominio se concreta por medio de la prescripción de tareas o trabajos de cualquier tipo, este es el momento de ponerle rápidamente a trabajar. No hace falta pensar en grandes cosas, se trata de reforzar la dominación en sus términos habituales, para que el sumiso recupere la intensidad de su dedicación y, sobre todo, vuelva a centrarse lo más rápidamente posible en el servicio a su dueña.

"Su eyaculación no ha sido más que su "momento de gloria", -aunque fugaz-, rápidamente debe volver a estar a tu servicio".

El trabajo de la dominante.

Pese a lo dicho, algunas mujeres piensan que un auténtico sumiso debe estimularse a sí mismo para mantener la energía que le permite sostener con intensidad la dedicación a su ama; que ese es su trabajo, no el de ellas. Desde el punto de vista de la dominación, parece difícil cuestionar esta postura; pero la dominación femenina como estilo de vida no es exclusivamente dominación, sino también relación. Y en una relación entre dos personas parece obligado contemplar las necesidades de las dos personas que la conforman. Cierto que eso debe hacerse desde la posición que provoca el intercambio de poder que caracteriza a la dominación, esto es, una relación claramente desigual por la preeminencia que se concede por ambas partes a las necesidades y deseos de la mujer. Pero no podemos olvidar que, por mucha que sea la dominación, un ama debe tener presente también las necesidades de su sumiso y colaborar a nutrirlas.

Claro que esta situación nos conduce a una pregunta que resulta bastante habitual: ¿debe asumir la dominante un trabajo arduo y continuo para recuperar la energía de su sumiso o, dicho de otra forma, para mantenerle excitado? ¿No estaríamos asistiendo así, en realidad, al dominio indirecto del sumiso sobre la mujer a la que tendría que servir? Obviamente, la contestación a estas preguntas va mucho más allá del espacio exclusivo de la práctica de la castidad a la que se dedica este artículo, pero parece obligado contestarla, siquiera mínimamente.

La buena práctica de la castidad requiere tanto del refuerzo de la sumisión tras la eyaculación del varón, como de una continuidad en mantener su excitación para que la abstinencia se convierta en un acicate para el buen servicio hacia quien le domina.

Así que el posible conflicto que a algunas les podrían crear preguntas como las anteriores, bien podría resolverse por la combinación de las características tanto de la dominación como de la relación: una dominante debe colaborar al mantenimiento de la relación y, por lo tanto, a las necesidades de su sumiso, pero sin olvidar que es el sumiso quien está dedicado a servirla a ella y no al revés.
¿Cómo hacerlo?
Parece que debe buscarse una solución que no obligue a la dominante a un trabajo excesivo, que pudiera indicar que el intercambio de poder se hubiera invertido. Se trata de colaborar a mantener al sumiso excitado o a recuperar esa excitación tras la eyaculación con un esfuerzo y una dedicación que no pueden ser muy grandes. Es decir, se trata de recurrir a pequeños recordatorios o pequeñas intensificaciones de la dominación, que resulten cómodamente asumibles para el Ama y no le supongan mucho esfuerzo o, incluso, tiempo.

Esas pequeñas cosas pueden ser de muchos tipos, pero en realidad dependerán de las prácticas y del estilo que haya impuesto la dominante en la cotidianidad de la pareja. Pongamos algunos ejemplos para que se entienda:

El orgasmo del sumiso siempre será visto por este como un premio que le concede su ama. Por el contrario su denegación no deberá verse como un castigo sino como una prueba más en su educación, como el cumplimiento del deseo de su ama.

Después de un polvo, a la mujer podría apetecerle dormirse mientras le proporcionan un suave masaje en la espalda o tan sólo caricias; pero ya ha puesto a trabajar a su sumiso para ella (y puede ser un buen rato si tarda en dormirse), le está recordando para lo que está, cuál es su posición y centrando su atención en ella, sin necesidad de tener que dedicarse a trabajar para él.

Se pueden asumir otras soluciones sin que apenas obliguen a la dominante a “dedicarse” a su sumiso. Por ejemplo, apoyando su cabeza entre el vientre y la vulva de tal forma que alcance a poder besarla y dejarle en esa posición el tiempo que se considere necesario, mientras nosotras nos relajamos. Cada beso significará un “gracias” por haberle dejado eyacular.

En el caso de que sean habituales prácticas más físicas en la relación, puede bastar con colocarle unas pinzas en los pezones para recordarle lo que pretendemos recordarle y estimular su sumisión. De nuevo, los ejemplos simplemente sirven para evidenciar que las posibilidades son múltiples y que deben enmarcarse en el comportamiento habitual de cada pareja que practica la dominación femenina; además, no deben suponer una carga de trabajo para la dominante que contradijera la realidad de que es el sumiso quien tiene que trabajar para ella.

El placer y la sumisión del varón.

Ya hemos repetido una obviedad: en la dominación femenina la sexualidad debe concentrarse en el placer de la dominante. Pero, como sabemos, esto no significa que el hombre no obtenga el suyo, sino simplemente que lo obtiene como resultado colateral, aunque intenso, del placer que le proporciona a su ama. ¿Qué le ocurre al varón sumiso obligado a la abstinencia? Pues que se ve obligado a renunciar a un breve momento por el que todo hombre suspira, a cambio de mantener un más alto estadio de excitación de forma bastante permanente.

No hay más que preguntarles a los hombres obligados a practicar la castidad para comprobar que su placer se incrementa. Y esto es tan claro que son numerosos los ejemplos en los que muchos de ellos suspiran por esta forma de dominación, incluso aunque no la estén practicando, bien porque su dueña no lo haya considerado oportuno, bien porque no la tengan (puede comprobarse en las páginas que circulan por Internet sobre la castidad).

Como en muchos aspectos de la vida, una renuncia constituye la base sobre la que se asienta el éxito posterior; en este caso, la posposición del momento culminante del placer, que supone la eyaculación para los varones, revierte en la intensificación del tiempo durante el cual se disfruta del placer, entre otras cosas, porque también el hombre disfruta de las consecuencias positivas de evitar la relajación o el bajón que se produce tras su orgasmo.

Pero el placer del varón no queda ahí, porque en la dominación femenina su goce se alimenta también del servicio a su ama. El auténtico sumiso obtiene un innegable placer cuando sirve a su dueña, y ese placer se incrementa en función de su excitación, y esa excitación crece significativamente por medio de la práctica de la castidad. En consecuencia, la necesidad de elevar el nivel de excitación tras el orgasmo revierte en el mutuo beneficio de las dos partes de la relación, que no es otro que potenciar la dominación femenina y el intercambio de poder que conlleva.

Escrito por: Mistress Terry

Fragmento de su libro "El arte de la dominación sensual"

09 octubre, 2006

DECÍDETE A DOMINAR

El arte de la dominación femenina es algo que tendrás que conquistar poco a poco; tanto si te lo ha pedido tu hombre como si eres tu la que deseas practicarla, no puedes pensar que todo cambiará desde el instante que digas “te voy a dominar”…… despierta de tu sueño porque te queda mucho por andar.

Una cosa es querer ser dominante y otra muy distinta es serlo. Para empezar desde luego hay que querer, pero para serlo realmente, muchas son las formas y maneras de tu ser sexual que tendrás que reconocer para poderlas cambiar o adaptar a tu nueva situación.

Párate a reflexionar todo el tiempo que necesites con el fin de identificar todas aquellas cosas que cambiaras en tu relación. Tanto en lo que se refiere a ti, como las que se refieren a él.

"Tendrás el poder de cambiar todas y cada una de estas cosas que ahora te disgustan".



En primer lugar, nadie mejor que tu sabe cuales son las cosas, las formas e incluso los modales que no te gustan de tu compañero a la hora de mantener vuestras relaciones sexuales…… posiblemente sean tantas las cosas que tengas que cambiar que necesitaras de varios meses para ir cambiándolas una a una.

Como ejemplos ilustrativos de lo que te he comentado antes podrían servir los siguientes:

Higiene:

- Su barba de todo el día me produce escoceduras que me desconciertan.
- Sus uñas descuidadas me arañan constantemente.
- El olor a sudor me molesta.

Relaciones personales:

- Se olvida de nuestros aniversarios.
- No es detallista.
- Tiene muy poca comunicación.
- No ayuda en las tareas domesticas.

Relaciones intimas:

- Lo haría todas las noches. ….. Si no lo hacemos se enfada.
- Suele correrse él antes que yo.
- Después se da la vuelta y a dormir.

Seguramente te habrás sentido identificada con algunos de estos ejemplos, y lo más probable es que a estos ejemplos puedas añadir de tu propia cosecha otros tantos más. Pues bien déjame decirte que tu puedes cambiar, adaptar o eliminar cualquiera de los muchos que hayas puesto en tu lista.

Una vez que ya eres consciente de todo lo que quieres cambiar, tienes que ser consciente del “poder erótico” que ejerces sobre tu pareja….. Seguro que lo has ejercido en más de una ocasión……Funcionó?

No me cabe ninguna duda que así fue. Muy pocos hombres se resisten a este poder,… desde luego no aquellos con los que formamos pareja….. Utilízalo, es tu principal arma.

Los pasos a seguir pueden ser distintos en cada pareja, pero los logros a conseguir no diferirán mucho de los que te voy a relacionar a continuación.

Plantéaselo simplemente como un juego erótico, y en principio sin mayores consecuencias.

En segundo lugar, tienes que empezar a poner los cimientos de tu relación, comenzando a acostumbrarle a hacer el amor a tu manera.

Como ejemplo, adopta la posición que más te gusta y con la que mejor puedes llevar tu ritmo. Si intenta moverse y tomar la iniciativa, sugiérele de una forma cariñosa que debe de estar quieto, porque ahora quieres ser tú la que le lleve al orgasmo. En principio no debes presionarle mucho si él eyacula antes que tu, pero poco a poco le tendrás que explicar que debe de esforzarse por no llegar antes.
Si es necesario deberás ayudarle a conseguirlo. Cuando veas que él esta a punto disminuye la frecuencia y la intensidad de tus movimientos hasta que se relaje de nuevo, veras que si él pone de su parte, en pocas semanas consigue coger tu ritmo.

En la tercera etapa, podrías marcarte como meta el añadir o perfeccionar sus técnicas amatorias con relación al sexo oral.

Seguramente ya practicaras este tipo de sexo, pero lo más seguro es que si no le has enseñado desde un principio como te gusta que te lo haga, serán muy raras las ocasiones en las que lo hayas disfrutado plenamente y lo más probable sea que a estas alturas aun no hayas conseguido un buen orgasmo con esta técnica.

La mayoría de las mujeres solemos conseguir el orgasmo más fácilmente mediante la excitación del clítoris que mediante la penetración. Por eso deberás enseñarle y acostumbrarle a que te complazca oralmente, al menos hasta que hayas llegado al orgasmo una o varias veces…..Por lo general los hombres se muestran cautos a la hora de producirnos un orgasmo mediante la excitación del clítoris, porque están en la creencia que si nos corremos daremos por terminada la sesión, quedándose ellos sin su preciado orgasmo…. Y esto les causa cierto desasosiego.

Actúa con paciencia y explícale lo mucho que deseas ser complacida oralmente; en esta etapa deberás permitirle que el también consiga el suyo –si no quieres que se te asuste- bien mediante la masturbación, bien mediante penetración, pero no dejes que esta etapa se alargue más de lo estrictamente necesario.

Una buena acción por tu parte seria que le animes a seguir haciéndolo, mostrándole de una forma explícita lo mucho que te gusta. Como ejemplo puedes decirle frases como
“me encanta como lo haces”,… “eres un artista del sexo”… “que escondido lo tenias”, o si te apetece puedes ya ir dándole a entender que lo vas a poner a tu servicio con frases como “ mañana a las 10 te quiero de nuevo ahí”… “cada vez me lo haces mejor” o las que se te ocurran en ese momento.

En definitiva lo que estas tratando es conseguir el objetivo de encauzar tu relación hacia el objetivo de centrarla en tu propio placer, anteponiéndolo al de él.

El cuarto paso consistiría en ingeniártelas para empezar a negarle de vez en cuando la penetración.

Para esto no creo que necesites de demasiados consejos, cualquier excusa es buena, si te sirve para el objetivo perseguido.

Como ejemplo puede valer la excusa de que después de lo bien que lo ha hecho –sexo oral- estas demasiado cansada para continuar. O también la contraria,… como no lo ha hecho todo lo bien que tu le has enseñado, no te apetece continuar.

Todo esto tendrás que decírselo de forma muy sensual y conciliadora, porque como te puedes imaginar, tu decisión no va a ser evidentemente muy bien acogida por su parte, pero aquí como en otros muchos casos, este refrán recoge plenamente la situación.

“los dientes cuando salen duelen,……si, pero luego ayudan a comer”



Creo que con esto resumo todo lo que puedo decirte sobre esta etapa.


En un Quinto nivel, tendrías que ser algo más explícita y consistiría en explicarle que te gustaría tener la capacidad de decidir sobre su eyaculación.

Controlar su eyaculación es una meta a la que no puedes renunciar, pero también es un tema que puede que se te resista, ya que los hombres en general suelen resistirse a ceder este privilegio. Si te mantienes firme y le explicas lo importante que es para ti disponer de ese privilegio, acabará cediéndotelo…… no lo dudes.

Te recomiendo que leas mi artículo sobre “castidad, capricho o necesidad?” Que encontraras en la sección: artículos/Miss Terry, ahí podrás hacerte una idea sobre su importancia en la relación de Dominación.

En un sexto nivel, deberías poner en practica la denegación de la eyaculación a tu compañero, en principio cualquier excusa es buena, pero tus motivaciones estarán basadas en el bajón que experimenta al día siguiente en cuanto su atención hacia ti.

"Castidad no significa ausencia de caricias manuales, orales o penetración, sino que estas prácticas no terminen nunca con la eyaculación".



Le darías una bonita lección si le atases las manos a la cama y con tus mejores artes le llevases al borde del clímax en reiteradas ocasiones sin permitirle su eyaculación,…. Ni que decir tiene que tu puedes tener los orgasmos que te plazcan.

Después de algunas lecciones como la descrita, su sumisión se hará patente a la vez que tu dominación se habrá reforzado considerablemente.

Una vez conseguida su sumisión hacia ti, ya tienes el camino abierto para poder desarrollar tu naturaleza dominante……

Escrito por: Mistress Terry

recorte de su libro "El arte de la dominación sensual" Dialogos de mujer a mujer

QUE ES LA DOMINACION FEMENINA?

En esencia se puede decir que Dominación femenina es el deseo de los hombres a ser dominados sexualmente por una mujer.

Así es, fueron los hombres quienes acuñaron este termino, La Dominación Femenina no se originó en las mujeres dominantes o feministas como cabria pensar, de hecho, nada tiene que ver con el movimiento feminista que a nivel social todos conocemos.

Fundamentalmente es un deseo masculino, del cual las mujeres hemos sabido sacar provecho. Los deseos de sumisión masculina son un hecho probado en la mayoría de los hombres. Por regla general son ellos quienes nos inician en este estilo de vida, cuya filosofía general se basa en el servicio del hombre hacia la mujer.

Nosotras somos sus reinas y su único centro de deseo, necesitan que se les explote de una forma amorosa.

Sean cuales sean los motivos que te han triado hasta aquí, lo cierto es que como resumen inicial lo que si te puedo anunciar es que son muy pocas las mujeres que han abrazado la dominación femenina que se vuelvan atrás. Generalmente suele convertirse en una forma de relación exitosa para la pareja y requiere de muy poco esfuerzo por nuestra parte.

En tu caso, a lo mejor, tu pareja te ha comentado que tiene una petición que hacerte. Sabes que es importante, Sin lugar a dudas, por su nerviosismo e inseguridad, sabes que se trata de algo muy importante para él y, lo más probable, para ti también. Entonces lo suelta: “Quiere que seas su ama. Quiere servirte... como tu esclavo... para siempre”.

También pudiera ser que seas tú la que estas acariciando esta idea, aunque no es lo mas corriente, cada vez son más las mujeres que se acercan a este estilo de vida por iniciativa propia.

Tal vez estés embarcada en la búsqueda de nuevas formas de sensualidad que te permitan recuperar la pasión perdida por los años de convivencia.

O bien, en el peor de los casos, que estés intentando encontrar una satisfacción sexual que las circunstancias, la educación estricta, los malos tratos sufridos durante tu niñez o los abusos sexuales durante la infancia o pubertad te han negado durante años. - este era mi caso -.

Sea como sea, Sólo las palabras “Ama y esclavo”, “Dominación y sumisión” hacen que un escalofrío recorra tu espina dorsal. Evocan las imágenes de mazmorras, cadenas, potros de tortura, látigos, hombres débiles y patéticos siendo azotados y torturados por mujeres irascibles vestidas de cuero, con látigos y tacones altos. En general escenas llenas de dolor y sufrimiento gratuito orientado a satisfacer las fantasías mas escondidas de los hombres.

Me gustaría avanzarte antes de todo que la Dominación femenina nada tiene que ver con toda esta parafernalia peliculera que infecta la mente de muchos sumisos y que contribuye a que muchas de nosotras ni siquiera nos demos la oportunidad de averiguar que de verdad hay en todo esto.

Dominación femenina es sinónimo de libertad, de superación personal, de autoestima y sobre todo de convivencia, compañerismo y amor en constante evolución.

En este libro intentaré aclarar y acercarte lo más posible a los verdaderos valores que fomenta este estilo de vida en donde la verdadera protagonista eres tú.

Me centraré en aquellos aspectos especialmente importantes para que enfoques tus esfuerzos y los hagas más efectivos. Te enseñaré a liberarte de los prejuicios que te impiden avanzar en tu relación, a anteponer tu propio placer al de tu sumiso como única forma de que puedas llegar a realizarte como mujer dominante, porque no conseguirás nada mientras no llegues a sentirte dominante, mientras no te centres en ti misma e impongas tus reglas de juego.

Como eje principal del juego de Dominación, tu aprendizaje siempre tendrá prioridad frente al de él. Si tu avanzas él avanzará, pero nunca porque él te empuje a ello, solo serán validos y efectivos los avances que tu misma y por propia iniciativa decidas emprender, sin presiones y sin juicios de valor por su parte. Si notas alguna interferencia en tu modo de afrontar tu propio aprendizaje, córtala de raíz.


También relataré, qué cosas debes vigilar y evitar. Intentaré explicar por qué algunas formas de tratar el tema funcionan, mientras que otras están destinadas al fracaso.

No tengo ninguna intención de que este texto se convierta en un manual sobre técnicas de dominación, más bien lo que pretendo es enseñarte a reconocer la mayor parte de los sentimientos que iras sintiendo a lo largo del camino que te espera hasta llegar a sentirte una mujer dominante.

Por último, también me gustaría resaltar que mi escrito está enfocado hacia aquellas de nosotras que al igual que yo, nunca consideraría a su pareja como un subordinado; no es mi intención arremeter contra los valores personales de los hombres, tampoco se trata de ahogar ni de eliminar estos valores, si no de fomentarlos poniéndolos a nuestro servicio. Personalmente me encantan los hombres.


Escrito por: Mistress Terry

Introcucción de su libro "El arte de la dominación sensual"

Dialogos de mujer a mujer